Como se ha comentado al bucear el submarinista se introduce en un mundo que tiene otras leyes diferentes que sobre la tierra. El ser humano no está preparado para ver y oir bajo el agua, por lo que las sensaciones cambiarán.
Los ojos están preparados para enfocar en el aire, por lo que bajo el agua la visión se nublará a no ser que se lleven gafas.
Es importante saber que la luz viaja más despacio en el agua que en el aire, y al pasar a través del aire de las gafas, se dobla y refracta, haciendo que los objetos parezcan 1/3 más grandes y ¼ más cercanos.
Al aumentar la profundidad, los colores van despareciendo en este orden:
Si se les enfoca con la linterna vuelven a aparecer. Por eso las cámaras de fotos o de video llevan potentes focos o flashes para resaltar los colores.
El sonido se propaga mucho más rápidamente que en la superficie, por lo que es difícil saber de que dirección proviene. En el aire viaja a una velocidad de 350m/s, pero bajo el agua la cuadriplica.
El alcance de los sonidos se reduce, pero el mar nunca está silencioso. Se pueden oír a los peces y crustáceos, así como la propia respiración o los barcos que pasan por encima.
Por ello, al ascender, se debe mirar 360º antes de asomar la cabeza, porque el ruido que pensabamos que venía por un lado, puede venir por el otro.