Diferentes a los entornos de agua salda, las aguas dulces, ya sean de lagos, cavernas o pantanos, poseen animales y plantas espectaculares.
La principal diferencia con el agua salda es la diferencia de flotación. Al no contener sal, la flotación es menor, cargando más peso el submarinista. Lo bueno es que el bajo contenido en sal disminuye la corrosión de los equipos.
El buceo en agua dulce requiere una diferente preparación al de agua salada, como por ejemplo el uso de diferentes tablas de descompresión al estar a mayor altura. Otras situaciones se dan en los lagos donde pueden ocurrir desprendimientos que enturbien el agua, o en los ríos donde aumentos de caudal imprevistos crean corrientes peligrosas.
Además se debe saber que los ríos y lagos pueden provocar enfermedades si están en regiones muy pobladas, con la bilharzia y la enfermedad de Weil.
A pesar de ello los entornos de agua dulce son una excitante alternativa a los marinos, y con un poco de preparación se pueden observar sus fondos y animales. Además la falta de oxígeno en las profundidades hace que no crezcan los organismos que destruyen los pecios, por lo que se pueden observar barcos hundidos en excelente estado de conservación, como en los Grandes Lagos de Canadá, donde se pueden ver hasta cabos de barcos de madera hundidos.