La grifería está ubicada en la parte superior de la botella permite el paso de aire hacia el regulador. Las griferías permiten el montaje de la primera etapa del regulador. Para abrirlas se gira el grifo en el sentido inverso a las agujas del reloj, y para cerrarlas en el sentido de las agujas del reloj.
Existen dos tipos principales de válvulas: la J: válvula con reserva, y la K: válvula sin reserva (recomendada).
La válvula con reserva lleva un mecanismo que limita voluntariamente el paso del aire hasta que la presión llega a un valor. El buceador nota que le falta aire y debe accionar una palanca, que comprime el muelle de la válvula de reserva permitiendo que salga el resto de aire. Es peligroso porque puede que la varilla haya abierto la reserva involuntariamente sin que el buceador se haya percatado, quedándose sin aire. El buceador se debe asegurar que la válvula esté cerrada antes de la inmersión.
Esta válvula está en desuso ya que actualmente se usan los manómetros, los cuales indican la presión de aire que queda en la botella.
La grifería además debe poseer un disco de seguridad, siendo muy importante si hay sobrepresión.
Se suelen fabricar en latón cromado o en acero inoxidable. En Europa todas tiene la misma medida y peso(25x200). Los asientos de una grifería sobre los cuales se montan los reguladores se fabrican conforme unas normas internacionales, con un diámetro de 17,8 mm.
Una buena grifería debe tener una apertura fácil, incluso llevando guantes. Para ello la maneta del grifo debe ser accesible, voluminosa y no resbaladiza.
Para evitar un deterioro precoz de las roscas, el grifo abre totalmente y luego se cierra un cuarto de vuelta. Se obtiene el máximo paso de aire alimentando bien el regulador.