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Bucear en cuevas

Las cuevas son amplias zonas cerradas de piedra o coral con el tamaño suficiente para permitir la entrada del submarinista y su movimiento dentro de ellas. Por ello consisten un punto intermedio entre el submarinismo normal en aguas libres y el especializado en cuevas. La diferencia con las cuevas es que en las cavernas el submarinista siempre ve la salida. Sin embargo no se está exento de peligros, ya que el acceso libre a la superficie está restringido por el techo. Se deben seguir las normas de seguridad para que no surjan problemas.

Este entorno suele poseer una iluminación inquietante, albergando seres vivos que no se encuentran en arrecifes en mar abierto.

Seguridad

La primera norma es prevenir la curiosidad que pueda convertir una caverna en una cueva. La salida debe estar visible en todo momento, sino directamente a la vista, al menos el reflejo de la luz del sol. Si se empieza a explorar el interior de las cavernas, estas se convierten en cuevas, y para bucear en ellas se debe llevar un equipo especial, así como estar entrenado para ello.

Es importante el control de flotabilidad, así como saber nada sin remover el fango de la superficie (patada de rana). Con un mal movimiento la caverna puede ser un barrizal, confundiendo y asustando al submarinista. Es recomendable, sobretodo si la cueva es muy grande atar un cabo a la entrada, para tener una ruta de salida directa en caso de pérdida de visibilidad.

No es recomendable entrar en una caverna desconocida sin una persona que la conozca y sirva de guía, ya que cada caverna es diferente y puede tener peligros que en las guías no aparezcan.

Es bueno llevar una linterna de repuesto si se bucea, pero si se va a entrar en una caverna es indispensable. También es bueno llevar fuentes alternativas de aire, como una botella pony, ya que si falla la principal, no se puede ascender directamente a la superficie.